Las exportaciones de café mexicano cerrarán, al concluir el ciclo cafetalero actual, en 3.2 millones de sacos, lo que generará ingresos por 860 millones de dólares para el país, aunque la importación de robusta se duplicará para alcanzar un millón de sacos, lo cual presiona a la baja los precios de los arábigos, señaló la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (Cnoc).
A esto se suma el hecho de que los precios de café en la Bolsa de Nueva York han disminuido de 225 dólares por cien libras, en que se cotizaban al inicio de la cosecha pasada, a 163 dólares para el mes de octubre.
Fernando Celis Callejas, integrante de la Cnoc, indicó que las importaciones de robusta son realizadas principalmente por la empresa Nestlé, lo cual lleva a que se pague menos precio por otros tipos de café que ofertan los productores, mismos que son empleados por esa industria.
Si los robustas –cuyo precio en los dos ciclos anteriores era de 100 dólares por 100 libras– se usan para consumo nacional compiten de manera desleal con las cafeterías, que privilegian los arábigos de mayor precio y calidad.
En entrevista por separado, el titular de la Dirección general de zonas tropicales de la Sagarpa, Pedro Ernesto del Castillo Cueva, indicó que cada año importamos en promedio 500 mil sacos de café robusta, por lo que a través del Programa Trópico Húmedo se apoya este cultivo para aumentar la producción, pero no queremos que sea en forma indiscriminada, sólo necesitamos 20 mil hectáreas, “no más”, para satisfacer las necesidades internas.
“No queremos contaminar lo que México ha logrado en términos de certificación y calidad de café arábigo”, subrayó.
Indicó que se ha avanzado en unas 7 u 8 mil has de robustas y que la superficie proyectada está localizada en zonas específicas del Soconusco, Chiapas, y en Tezonapa, Veracruz, que están por abajo de los 600 metros sobre el nivel del mar, “para que no genere inquietud en el sector cafetalero”, además de que “no se ha abierto la siembra en forma masiva”.
Las plantaciones de café robusta, explicó, pueden obtener 60 quintales por hectárea, contra entre 16 y 20 del arábigo, aunque en los mercados internacionales vale la mitad.
Pedro Ernesto se preguntó: ¿Por qué vamos a beneficiar a los productores de café robusta de Vietnam, Indonesia, África, cuando aquí hay zonas productoras que no compiten con el arábigo?
Proyectan empresas mayor consumo de robustas en países emergentes
De acuerdo con el análisis de Fernando Celis las grandes empresas transnacionales de café soluble proyectan que en un futuro habrá un menor consumo de café en países desarrollados y aumentará en países emergentes, donde debido a los bajos salarios es más factible vender solubles que emplean robustas para su elaboración.
“Esto está llevando a una recomposición en el consumo por tipo de café y el mayor uso de robustas es más bien porque les da mayores ganancias a las grandes empresas solubilizadoras”, subrayó.
Explicó que la caída de los precios del aromático en el mercado internacional están asociados a la disminución del consumo mundial por la crisis económica en países de Europa; el constante descenso de inventarios en los últimos años, aun cuando en abril pasado inició un aumento de inventarios que pasaría de 16.4 millones de sacos a 18 millones. En el caso de México, hay que agregar la apreciación del peso frente al dólar y un aumento de importaciones de café robusta.
Celis Callejas advirtió que si para la próxima cosecha los precios descendieran más, los diferenciales de exportación fueran más negativos, se aprecia más el peso, aumentan mayores importaciones de robustas y continúa el castigo a los precios, “se tendrá un periodo de mayor conflictividad entre productores y grandes compradores de café”.
El sector productor, propuso, demanda que se limiten los privilegios a las empresas trasnacionales y se establezcan reglas básicas de compra de café, transparencia y regulación en las importaciones de café robusta, que deben ser principalmente para maquila y exportación, y no para desplazar el consumo interno de arábigo, además establecer un etiquetado que señale al consumidor que tipo de café se utiliza.
